Primeramente, no está de más recordar que la familia es la base de la sociedad, y que la educación y los valores inculcados en ella moldean nuestras vidas y nos acompañan durante el resto de esta.
En la familia tenemos nuestro primer contacto interpersonal, aprendemos a convivir y a expresarnos. De nuestros padres generalmente aprendemos la mayoría de cosas que realizamos en nuestra vida diaria.
Siendo la familia y nuestra relación con ella de suma relevancia ¿qué tan importante es tener una buena comunicación familiar? Es muy importante.
En muchas familias la comunicación es tan abierta, que les es sencillo hablar de cualquier tema y desarrollar confianza. Pero existen familias en las que este no es el caso.
Antes, hablar sobre sexualidad en la familia era impensable, pues las personas lo reservaban y consideraban únicamente exclusivo para el matrimonio.
En la actualidad es imposible evitar tener contacto con el tema, pues los medios están invadidos de sexualidad. También, en los planes de educación escolar se incluye la educación sexual desde temprana edad, que si no es reforzada con valores familiares, se convierte en un arma de doble filo, pues los niños y adolescentes aprenden de sexualidad, más no sobre la responsabilidad que esta implica.
Los adolescentes tienen que tomar conciencia de lo que tener relaciones sexuales significa, no solo físicamente, si no la infinidad de aspectos que conlleva tenerlas a tan temprana edad.
En esta etapa, los jóvenes se encuentran en la búsqueda de su identidad y son completamente vulnerables a influencias. Es aquí donde toma un papel muy importante la educación familiar.
Los padres deben aprender a comunicarse con sus hijos, y hablar de temas de impacto personal y social.
Hablar de métodos anticonceptivos en la familia, construye la base de una práctica sexual responsable y fomenta evitar los embarazos no deseados.
Cuando un adolescente se encuentra ante la posibilidad de ser padre o madre, se mira frente a la idea de truncar su juventud, al miedo de ser una decepción familiar y terminar con sus sueños y planes de vida. Es por eso que el aborto suena prometedor. Después de haber analizado las consecuencias físicas y psicológicas que deja practicarse un aborto, sumárselos a las condiciones de atravesar la etapa de la adolescencia suena como un caos total.
La mejor solución ante todo esto recae en la PREVENCIÓN. Saber que la única manera de evitar al %100 un embarazo no deseado es la abstinencia sexual, y que existen infinidad de métodos anticonceptivos que son eficaces si se utilizan correctamente.
La educación familiar le da un toque más humano a la sexualidad, no sólo conocer el funcionamiento del aparato reproductor, si no aprender a ser responsable, a manejar emociones y llevar una vida plena y feliz.